Serás mi flecha.

lunes, 18 de febrero de 2008

Primera parte.

Era solo un niño, perdido en una ciudad de pescadores, puertos, el sonido de los barcos al llegar, marineros dando la señal, hombres con manos resecas remendando las redes, mujeres comprando leche, niños tirándose al agua desde las rocas, Melilla. Ahí nació un niño, José, de padre pescador, viviendo en una barraca donde siempre que llovía tenían que cobijarse debajo de una mesa. El alcohol estaba presente en el hogar, violencia, gritos, insultos… este niño, pensó “¿dónde está la verdad?”... yendo una tarde caminando por la calle, viendo los pescadores recoger la pesca y guardando las redes en los botes alguien le dio en las manos un nuevo testamento, esa noche alguien iba a entrar en su vida.

Segunda parte.

Sentado en una consulta un doctor le da la noticia diciendo “va a ser usted padre”, no, imposible, oiga… no PUEDO ser padre ¡debe estar equivocado!. La ciencia llega hasta donde llega, luego interviene Dios. Ese niño fue padre, nada más nacer se llevó a la niña a una habitación, él y la recién nacida solos, levantó la niña en alto “tú me la has dado, yo ahora te la entrego, es tuya, haz lo que quieras con ella”. Ese niño escuchó la primera palabra de su hija, la vio caerse, la vio llorar, la vio desobedecer, la corrigió, la verá crecer, verá sus fracasos y sus progresos, algún día la entregará en el altar, y creo que muy triste:), pero ahí recordaré las palabras que me dijo y que me repetirá ese día ante de partir. Dios levantó a ese niño, le dio sueños, lo llevó a lugares donde él nunca creería llegar a estar. Para mi ese niño es más que mi papá, es más que un hombre de corazón grande con semblante serio, ese niño es mi ejemplo. Yo seré su flecha, iré donde él no pudo, así como mis hijos serán mis flechas llegando donde yo no pude, darán a conocer el amor de un Dios real a gentes que yo no alcancé.

Generación entregada, generación dedicada, incansable y desesperada por llegar a rincones donde nadie llegó, contarles a los que nunca les fue contado y revelado, abrazar a los que nunca fueron amados. Gracias por enseñarme, gracias por enviarme… así, a mis hijos les enseñaré y les enviaré a ellos en un futuro. Haré de mi vida una buena herencia.