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lunes, 25 de agosto de 2008

23:34 pm

Cuesta mucho expresar por escrito lo que uno siente dentro. Son como huracanes, terremotos y revoluciones en el interior que Dios y sólo Dios puede provocar en mí. A medida que pasa el tiempo es como si más se marcara aun más profundo el saber que Dios es fiel. Que lo que Él promete Él lo cumple. Que sus pensamientos son de bien y no de mal. Que mis sueños son pequeñísimos al lado de lo que Él puede hacer. Que para Él NADA, nada, absolutamente nada es imposible. Que no hay corazón lo demasiado duro y/o roto como para que Él no pueda quebrantarlo y cambiarlo.

Anoche cerca de las 2 necesitaba hablar con Él. Habían cosas dentro que no me dejaban dormir. Me sentí totalmente igual que una niña abraza a su padre y por nada del mundo cambiaría ese lugar por otro... no cambiaría estar en los brazos de nadie más que de Él. Me sentí pequeña, tan pequeña y tan querida... sólo lloraba y me costaba hablar, sólo repetía y repetía: "Confío en ti, claro que confio en ti!..." me abrazaba a mí misma de rodillas en el suelo de mi habitación mientras lloraba y sentía la presencia del E.S. En ese momento recordé cuando una joven un día entró por la puerta de la iglesia con su madre... unos días más tarde sabríamos de la situación en la que se encontraban y la necesidad que tenían.

Hoy, en la reunión de estudio de la Biblia ella vino con su madre, su madre ya está bautizada y es una mujer totalmente nueva. Iba a acabar la reunión pero mi padre dijo: "un momento, vamos a orar..." por último mi padre dijo: "Hay alguien aquí que quiera cambiar? que quiera cambiar su vida, que esté arrepentido de todos los fallos que cometió y quiera invitar a Dios a que cambie su vida?... hay alguien?" Todos estábamos con la cabeza inclinada, todo en silencio, había poca luz, nadie abría la boca... "Dios está llamando a tu puerta, si quieres cambiar tu vida déjale entrar..." todo seguía en silencio, entonces escuché a alguien llorando "Yo... yo quiero que Él me cambie..." era la voz de Charly. Yo no sé qué me pasó o lo que sentí, sentí tanta felicidad dentro de mí que rompí a llorar, todo el mundo en silencio y mi lloro se escuchaba por toda la casa donde nos reunimos para estudiar la Biblia, no pude contenerme, era algo que no podía controlar. La verdad me dio vergüenza, pero sentí tanta felicidad... Charly llorando y pidiendo a Dios que cambiase su vida... de una manera sincera y genuina. En ese momento recordé cuando anoche Dios me dijo: Tus oraciones nunca serán en vano, aun que no veas resultados y creas que todo va a peor yo responderé.

La abracé, como si fuera de mi familia, y yo le daba gracias a Dios, y gracias y gracias...
Dios va a cambiar mi ciudad, las pandillas, ellos van a conocerle también y yo lo veré. Los veré como a Charly pidiendo a Dios que cambie sus vidas y quebranten ese corazón duro, veré como Dios restaura a familias, como les saca del alcohol y de las drogas, aquí, en mi ciudad. Quien me dijo que todo esto iba a empezar... y aun más... que lo veré acabado.

Tiempo atrás no podía imaginarme a Charly así, me costaba, esto acaba de empezar... y esto es solo una pequeña muestra... ahora cada lunes ella y yo nos reuniremos y voy a ayudarla a seguir un libro de discipulado para que empiece a dar pasos. En un día esto ha sido mucho... anoche hice algo simbólico y cuando lo hacemos Dios se lo toma en serio y libera tanto poder... esto que hasta ahora he vivido y visto es un simple átomo, una muestra, un comienzo de algo que sigue...